viernes, 6 de marzo de 2009

LA NIÑA QUE NO APRENDIO A VOLAR

Tan preciosa como vanidosa.
Tan altiva como candorosa.

Liberada de tu culpa
caminas a la sombre
de tus almas más preciadas,
bajo las encinas protectoras
que no pierden sus hojas
pero el tiempo las marchita.

Niña de grandes ojos,
en sus agasajos te perdiste
cayendo presa en libertad,
dobleganto tu voluntad
a un deseo confuso
del que más te ha de amar.

¿para que la libertad?
¿para que el afan de amar?
si en tu jaula de oro
ya encontraste bienestar.

Sólo cuando el tiempo
haga mella en tu hermosura
y la edad apague tu bravura
una cosa tendras que contemplar

Si el pájaro que vuela libre
llena de dicha su camino,
el que contiene sus alas
se deja doblegar al hastio.

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